Después de escuchar esta canción en el festival Extremusika de hace ocho años, cuando Los Reconoces aparecían en el cartel, supuso una revelación para mis inquietas y revolucionadas hormonas musicales. Y no sé si fue cosa del futuro, que algunas veces es muy juguetón, ese mismo año en el último mes, el grupo decidió parar indefinidamente. Manda narices pensé yo en su día, que mala suerte tengo. Y todo este tiempo después, he estado echando en falta ver un concierto suyo. Y es que este concierto, a la par que esperado y añorado, es extraño. Dado a la insistente negativa de Eduardo cada vez que de fiesta por Madrid o currando cubriendo algún concierto suyo, o en el que colaboraba, me respondía un NO rotundo a la supuesta vuelta. Luter, no es lo mismo que Los Reconoces. Desde 'No creo nada', pasando por 'Atrapado', hasta 'Sueños en Tetabrik'. Es una época entera, una forma de entender el mundo del rock. No el mundo de prensa, músicos y demás miembros que rodean el punto de vista “profesional” del asunto. Los Reconoces suponen un referente que nunca pasará de moda. Perdonad por la cursileria, pero esto si que supone una despedida, y para algunos es difícil de asimilar. Tampoco fue tiempo suficiente, pensarán los más sibaritas del género, que adoran “a los de siempre”, como para rendirles un homenaje. Y perdonad que os diga, el cuarteto ha marcado época, por lo menos para mí. Y por eso, el próximo día 29 de Noviembre, este grupo, dará su último concierto, y esta vez si, después de no haber tenido ocasión de despedirse a lo grande de su público, en la sala Penelope. Y creo que puede ser una oportunidad única de vivir algo que no pensabamos vivir nunca, y disfrutar de algo que hace cuatro días era imposible. Yo voy, ¿te apuntas?. ¡Nos vemos en Moncloa! |
---|